Ante una derrota previsible en el ‘match pulpín’, el presidente Ollanta Humala tomó una decisión política interesante al –haciendo de tripas, corazón– convocar para mañana a una legislatura extraordinaria para debatir la ley.
El gobierno sabe que ya perdió en las tres pistas de este circo. La primera es el hemiciclo, en donde ni el ‘aliado’ Perú Posible ni varios miembros de Gana Perú defenderán una ley que ha profundizado la desintegración de la bancada oficialista.
La segunda pista está en la opinión pública: 76% desaprueba la ‘ley pulpín’ según la encuesta de enero de GfK. Y la tercera ocurre en las calles con las marchas que producen una sensación de acorralamiento del gobierno, la quinta de las cuales ha sido adelantada para este lunes mismo en coincidencia con el debate de la norma en el Congreso.
Los organizadores de la marcha y la policía deben tomar todas las precauciones para impedir que la manifestación tenga un final sangriento.
En este contexto, el gobierno –como suele decirse– ya perdió, por lo que solo le queda evitar que la derrota sea por goleada y, dentro de todo, meter el gol del honor que sería aprovechar el debate parlamentario para sustentar la conveniencia de la ley de empleo juvenil y terminar derrotado pero acusando a la oposición de demagoga y oportunista a costa de perjudicar la posibilidad de inserción de la juventud en la formalidad laboral.
Con ello, el gobierno conseguirá sacar de la agenda pública un tema que políticamente lo está mellando bastante. Y también podrá utilizar esta experiencia para entender mejor el sentir de la población antes de lanzar un nuevo programa y comunicarlo bien a los sectores beneficiados antes de que aparezcan los pirómanos con el incendio político.
Es probable, sin embargo, que el fracaso en la ‘ley pulpín’ prevenga al gobierno de lanzar nuevas iniciativas por el temor a volver a salir derrotado, tal como también ocurrió con la afiliación obligatoria de independientes a las AFP o, al comienzo del gobierno, con el famoso ‘Conga va’ que terminó desairado.
Pero si bien el gobierno saldrá derrotado en el ‘match pulpín’, será difícil que la oposición se pueda atribuir el triunfo. El Apra, fujimorismo y el ppkismo atacaron a una ley que es obvio que habrían promovido si fueran gobierno, y los jóvenes que marchan no sienten entusiasmo por ellos ni por la CGTP, todos los cuales quisieron pescar en este río revuelto.
Los triunfadores claros pueden ser los marchantes contra la ley, pero no es claro quién capitalizará políticamente este triunfo por no haber tenido las manifestaciones un liderazgo con rostro identificable.
Domingo, 25 de enero de 2015 | La República
Columnista: Augusto Álvarez Rodrich
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